Silueta de Van Dyck, el retratista de Génova

Los que realicemos el viaje “La Sonrisa Etrusca” este mes de agosto tendremos la oportunidad de disfrutar de los retratos genoveses del pintor. En el programa se reflexiona sobre las carencias culturales actuales, Matías Díaz afirma que es un error pensar que el paso del tiempo lleva siempre consigo un avance cultural, en el presente sufrimos estancamientos y baches. También es crítico con el tipo de público que visita los museos: no son estudiantes deleitándose, son turistas.
Como conservador se muestra en desacuerdo con el traslado injustificado de las obras de arte, hace una interesante reflexión: por qué ahora que existen tantas facilidades para movernos insistimos en mover las obras únicas con el consiguiente riesgo que el traslado conlleva.
El profesor lamenta lo mucho que tuvo España y lo mucho que ha perdido pero no acepta el falso consuelo de pensar que nos robaron y nos compraron nuestro patrimonio, Matías Díaz afirma “El que tiene la culpa es el que vende, no el que compra, el que compra demuestra tener buen gusto…”.

Van Dyck fue sobre todo pintor de retratos y es a través del retrato como los "Magnifici genovesi” quieren transmitir la memoria de sus propias familias, protagonistas del apogeo económico y político de la República.
En el Palazzo Rosso se guardan algunos de los mejores cuadros que Van Dyck pintó para los Brignole-Sale. Esas obras quedaron en el patrimonio de la familia hasta finales del siglo XIX cuando la última heredera, Maria Brignole Sale, “Marinetta”, los donó a la ciudad junto con el resto de la colección de arte y con el palacio en donde todavía tenemos el privilegio de admirarlos.

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